La diferencia principal entre las ecografías 2D, 3D y 4D radica en la imagen que proporcionan: Ecografía 2D: Proporciona imágenes bidimensionales en blanco y negro. Es la forma más común y se utiliza para evaluar la anatomía básica y la posición del feto. Ecografía 3D: Ofrece imágenes tridimensionales que muestran detalles más realistas de la forma y la superficie del feto. Se utiliza para una visualización más detallada de las características faciales y anatómicas. Ecografía 4D: Es una extensión de la ecografía 3D que agrega la dimensión del tiempo, proporcionando imágenes en tiempo real. Permite ver el movimiento del feto, como gestos faciales y movimientos corporales, lo que brinda una experiencia más "en vivo" durante el procedimiento. Mientras que la ecografía 2D es estándar y generalmente suficiente para evaluar la salud fetal, las ecografías 3D y 4D ofrecen una perspectiva más detallada y una experiencia visual más rica, especialmente apreciada durante el embarazo para observar el aspecto del bebé de una manera más realista.

Lo ideal es entre las semanas 26 y 30, cuando el bebé tiene suficiente grasa para mostrar sus características faciales pero aún tiene espacio para moverse.

Sí, estas ecografías utilizan la misma tecnología que las ecografías 2D estándar y son consideradas seguras por los expertos médicos.

Normalmente, una sesión de ecografía 4D dura entre 20 y 30 minutos, dependiendo de la posición del bebé y la calidad de las imágenes.

El Doppler mide el flujo sanguíneo, permitiendo evaluar la circulación en la placenta y el feto, lo que es crucial para detectar posibles problemas.

Por lo general, se recomienda seguir las indicaciones de tu médico, aunque en muchos casos las ecografías obstétricas se pueden programar por solicitud propia.

Normalmente, no se requiere ninguna preparación especial. Se recomienda usar ropa cómoda y tener una vejiga llena para facilitar la visualización.

¡Por supuesto! Animamos a que compartas este momento especial con tus seres queridos.